Con la terquedad propia de quien supera sus carencias con grosera
enjundia, Gerardo Fernández Noroña, padre conscripto del PT,
emberrinchado y furioso por el fracaso de su maniobra para modificar los
equilibrios de la LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados y la
rotación en la mesa directiva, acusó al Señor Presidente de cometer un
gravísimo error al “adjudicarle” la presidencia al PRI, el cual tendrá
—fugazmente— en el tintero, el águila de plata y la campanita, los
últimos símbolos de un poder perdido.
Hoy el PRI disputa con las uñas, todo cuanto antes le pertenecía.
Dijo Noroña, sin carantoña, de los priistas (tú la traes, ¿jugamos a
la roña?): son asesinos de sus propios dirigentes —Colosio y Ruiz
Massieu—, y en tremebunda conferencia de prensa, escupió sus ofensas y
la emprendió hasta contra el líder de todos sus ensueños pretéritos.
Pero ya nada pudo rescatar.
Su derrota se definió ayer en la conferencia presidencial, con estas palabras definitivas:
“…Creo que hay que respetar la legalidad —dijo el SP—, y no hacer lo
mismo de antes, nada de maniobras por cargos, es decir, hacer cosas que a
todas luces son indebidas, se tiene que respetar la ley, el reglamento…
si está establecido de que para el tercer año es el que obtuvo el
tercer sitio, así debe de ser y se debe de respetar… actuar con
rectitud, no estar maniobrando de última hora por los cargos. No es
triunfar a toda costa sin escrúpulos morales de ninguna índole, esto
perjudica al partido que lo hace”.
Y si no le gusta cómo decide su líder, pues le queda el recurso de
buscarse otro. Podría hacer mancuerna con Víctor Manuel Toledo, hoy
cesante.
Pero mientras eso ocurre o no, las cosas son muy simples: el PRI, sin
tanto escándalo, atrajo a sus filas a cuatro diputados del Partido de
la Revolución Democrática, cuya coordinación —por cierto—, recaerá una
vez más en Jesús Zambrano, quien tiene un colmillo como hallazgo
paleontológico de Santa Lucía. Mucho marfil de mamut.
Los trasladados (tránsfugas, prestados, a consignación, adoptados o
cognados, se oye muy feo), son: Antonio Ortega Martínez; María Guadalupe
Almaguer Pardo; Abril Alcalá Padilla y Jesús de los Ángeles Pool Moo.
Tuvieron hasta equidad de género.
Pero el vociferante insistía:
“…es un error entregar al PRI la Mesa Directiva, es una irresponsabilidad, es un acto político que no debe consolidarse…”
La pataleta del gandalla —cuyo mayor mérito en la política han sido
la falta de urbanidad y la grosería—, posterior a sus maniobras de
suma y resta, anuladas de última hora por la veleidad del diputado
Manuel López Castillo (Morena) quien reculó de su cambio al PT (¿será
reculador, o re qué?) en el sucio juego de lealtades en subasta dentro
del tianguis de San Lázaro, le adjudica la situación al Ejecutivo, lo
cual nos hace pensar en una paternidad similar si se hubiera tratado de
su propio caso.
Él también habría llegado por una maniobra como la de su actual
denuncia y queja. Pues quién lo sabe. En esas condiciones no queda ya
mucho misterio.
Pero sí una notable obstrucción de última hora para llevar la
instalación hasta el 5 de septiembre. Quemarles el mantel a los priistas
fue el último recurso de 176 diputados adversos o abstinentes, quienes
le cerraron el paso a Dulce María Sauri, pero le deberán entregar la
presidencia a los nietos de Plutarco.
El día 5 habrá otra votación y en estos días mucho trabajo de
convencimiento. De todos modos, Noroña, causante de todo este
desaguisado y circo, no volverá.
Hoy, en la apertura de su periodo ordinario en el cual, como cada
septiembre, la presidencia actual recibirá el paquete con el II Informe
Presidencial del señor López Obrador. Afuera del recinto habrá otro
mensaje (como si las 442 conferencias y los informes trimestrales no
fueran suficientes).
Pero siempre habrá ocasión para la dicha, aunque el cólico biliar le
pegue al rasposo Noroña, quien ya rumia el desquite por los pasillos del
rencor. Como dijo Taibo II, compañero.
EL ZOMBIE SE VA. Ya nada es como antes, pero todo es igual. Hasta los muertos ambulantes, se mueren al final.
Ahora Víctor Manuel Toledo, el maoísta de la ecología, se marcha del
gabinete por “motivos de salud”. Ha sufrido dos infartos, dicen sus
defensores. Mentira. Se va por hocicón.
Si fuera por los infartos, habría otras renuncias. Otra, muy importante, por lo menos.
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