El presidente López Obrador quiere ser protagonista de la elección 2021.
No solo eso, también aspira a que la elección responda a un
diseño que el presidente supone lo guiará al triunfo, que se basa en
dividir al país entre los sus aliados y sus enemigos.
Buenos y malos. Honestos y corruptos. Liberales y
conservadores. Justo como a mediados del siglo antepasado. Lo acaba de
exponer el presidente en Baja California el pasado fin de semana.
El tabasqueño se lanza a la batalla lidereando el grupo de
los buenos, honestos y liberales, encabezando una alianza plagada de
partidos, incluido el suyo, bajo sospecha de corrupción y
conservadurismo.
Lo de la incongruencia es lo de menos. Lo importante es
plantear un esquema simple, emotivo, maniqueo, fácil de aceptar, eso
piensa, por la población que la permite conservar la mayoría en San
Lázaro.
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Arranca este lunes una semana de auto celebraciones por el
segundo aniversario de la toma de posesión de López Obrador como
presidente de México.
Como suele suceder él mismo se pondrá a la cabeza de los
elogios diciendo, por ejemplo, que ya cumplió con todos sus compromisos
de campaña y que el neoliberalismo es cosa del pasado en el país. ¿Lo
es?
Sus críticos sistemáticos replicarán diciendo que su gestión ha sido un fracaso total.
Lo importante desde luego no es seguir la línea de epítetos y panegíricos, sino la evaluación de los ciudadanos.
Si la gente considera que hoy está mejor que hace dos años
en materia de educación, salud, seguridad y empleo, o si ha sentido un
retroceso. Lo demás es propaganda.
Ya entró la UIF
La pregunta ya no es si el magistrado José Luis Vargas
seguirá al frente del TEPJF en el año electoral 2021, la pregunta es si
llegará a cargar los peregrinos este mismo año.
Y es que mientras su estilo de vida generó suspicacias
entre partidos y opinadores, no parecía un problema insalvable, pero el
hecho es que la UIF ya le entró al tema y descubrió “irregularidades”
entre sus gastos y sus ingresos.
Un personaje bajo investigación de las autoridades no puede seguir al frente de un organismo cuya credibilidad es su fuerza.
Hasta el momento el operativo de control de daños del
equipo de Vargas ha sido deficiente. Se ven rebasados, sin argumentos de
peso. La presunción de inocencia está vigente, eso no se cuestiona,
pero ¿será suficiente?
Dados cargados
El diputado Porfirio Muñoz Ledo no estará en lista de invitados a la celebración de los dos años de gobierno de López Obrador.
El decano de los legisladores, a pesar de ser morenista, se
ha convertido en el crítico más feroz de la 4T. Sus señalamientos hacen
más daño porque vienen de adentro.
Muñoz Ledo se dijo extrañado de que Morena haga
todo lo contrario a lo que propone la Guía Ética para la Transformación y
sea un ejemplo de podredumbre.
Como se ve Porfirio no se anduvo por las ramas. Extendió su
crítica a la selección de candidatos a gobernador por Morena donde la
dirigencia de Mario Delgado juega con los dados cargados.
Definitivamente Porfirio no será invitado.