Luego
de las respuestas de desconfianza y recelo que generó entre la
comunidad internacional e incluso entre científicos locales el anuncio
de que Rusia había aprobado una vacuna contra el Covid-19, funcionarios de ese país las consideraron infundadas.
“Parece que nuestros
colegas extranjeros están percibiendo las ventajas competitivas
específicas del fármaco ruso y están tratando de hacer comentarios que
en nuestra opinión son completamente infundados”, dijo el ministro de Salud, Mikhail Murashko.
El funcionario dejó en claro que no dará marcha atrás y, aunque desde un día antes solicitaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS)
que actualice el estatus del proyecto dentro del tablero de candidatos,
parece que tampoco esperarán a que eso pase, pues en dos semanas
perfilan tener las primeras dosis de la vacuna desarrollada por el Ministerio de Defensa y el Instituto Gamaleya, bautizada Sputnik V, para aplicarla a personal de la salud.
Puede
ser peligroso empezar a vacunar a millones de personas demasiado
pronto, porque podría acabar con la aceptación de la vacunación si sale
mal
Jens Spahn, Ministro de Salud de AlemaniaEn el mismo sentido, Kirill Dmitriev, jefe del Fondo de Inversión controlado por el Estado,
que financió los esfuerzos de vacunación de Rusia, describió las
críticas al desarrollo con una “analogía” de la historia de David y
Goliat, en la que “Goliat no es sólo el coronavirus en sí, sino también
los prejuicios políticos, la intolerancia política y los intentos de
atacar a Rusia”.
En un esfuerzo por responder a quienes exigen que se transparenten los resultados de los ensayos clínicos, Alexander Gintsburg, director del Instituto Gamaleya, dijo que éstos se publicarán una vez que hayan sido evaluados por expertos de Rusia.
El científico añadió que Rusia planea poder producir cinco millones de dosis al mes para diciembre o enero.
Luego de que un
día antes se informara que al menos 20 países habían mostrado interés en
adquirir la Sputnik V, aunque no se detalló cuáles eran, dos países
recibieron con excesivo optimismo la noticia. Uno de ellos es Filipinas,
donde el presidente Rodrigo Duterte dijo “puedo ser el primero en el que puedan experimentar”.
Otro mandatario que se sumó a las reacciones positivas es el presidente argentino, Alberto Fernández, quien envió una carta al Kremlin
en la que solicita “transmitir a los hombres y mujeres de ciencia rusos
(...) las felicitaciones por un logro que quedará entre las páginas
indelebles de la historia de la medicina mundial”.
La más reciente voz relevante que se sumó ayer contra la vacuna rusa fue el ministro de Salud de Alemania, Jens Spahn.
“Puede
ser peligroso empezar a vacunar a millones de personas demasiado pronto
porque podría acabar con la aceptación de la vacunación si sale mal.
Basándonos en todo lo que sabemos, esto no ha sido suficientemente
probado. No se trata de ser el primero de alguna manera, se trata de
tener una vacuna segura”, dijo.
y van por una más
Autoridades
rusas informaron que una segunda vacuna de ese país contra el
coronavirus fue administrada con éxito a los primeros voluntarios, que
se sienten bien tras la inoculación. El fármaco está siendo desarrollado
por el Centro Estatal de Investigación en Virología y Biotecnología Véktor en la ciudad rusa de Novosibirsk.
De
acuerdo con un comunicado, cinco participantes en las pruebas
recibieron una inyección y, como resultado de su vacunación exitosa, fue
elaborado un informe provisional sobre la seguridad del medicamento EpiVakKorona.
A continuación, nueve voluntarios más fueron inoculados, aumentando el
total a 14 hasta la fecha. Todos se encuentran bajo vigilancia de
médicos y por el momento no muestran ningún problema de salud.
En el mismo sentido, los laboratorios Pfizer y BioNTech, de Estados Unidos y Alemania,
respectivamente, informaron que un segundo prototipo, distinto al que
actualmente tienen en Fase 3, también produjo una “robusta respuesta
inmunológica” en un ensayo con 45 adultos sanos.
Los
autores constataron que el prototipo BNT162b1 era, por lo general, bien
tolerado, aunque algunos participantes experimentaron efectos
secundarios de leves a moderados en los siete días siguientes.