El gobernador ya sabía de la casita de 20 millones de pesos del
fiscal general del Estado en el exclusivo San Francisco Country Club de
la ciudad de Chihuahua.
Desinformado no está Javier Corral, aunque le falte visión y capacidad para disciplinar a su gabinete.
En tono de reproche se lo dijo el mandatario a César Augusto
Peniche hace unos 15 días en un evento público con varios testigos,
algunos de los cuales hasta le sugirieron que hubiera buscado Bosques de
San Francisco u otros residenciales más accesibles de la misma zona.
Que el gobernador lo supiera y se lo reprochara a Peniche en público arroja mucha luz sobre el caso.
Primero, no fue una invención del dirigente municipal del PRI
de Chihuahua, Fermín Ordóñez, ni una gran labor de investigación de su
parte para exhibir al principal responsable de la seguridad en el estado
como dueño de tan poco modesta casona.
Fue una filtración que acabó por llegarle al priista surgida
del equipo azul, aunque no sea propiamente gente de Corral. Entre los
testigos del reclamo debe estar la clave.
En segundo lugar, queda claro que no basta un comentario en
tono de regaño por comprarse una casita –que se suma a la docena de
propiedades que oficialmente reporta Peniche en Chihuahua y la Ciudad de
México– cuando ocupa un cargo tan delicado.
Aquí no se piensa que el fiscal le metió la mano al cajón de
la FGE para hacerse de recursos y enganchar un terreno en una zona donde
se cotiza en dólares el metro cuadrado.
Por su cargo da a pensar mucho más mal, sobre todo si se toma
en cuenta el deplorable estado de la seguridad en la entidad, donde rige
la ley del crimen organizado y la autoridad estatal convenientemente
está de rodillas.
Obviamente no basta el reproche, el tibio llamado de atención,
la burlita delante de varios de sus compañeros del gabinete. Eso es
igual a complicidad.
Y peor, bastante peor, tenemos el caso del jefe de la Policía
Estatal, Óscar Aparicio Avendaño, con Harley Davidson cercana al millón
de pesos, casa rodante no menor al millón y medio y residencias con
prestanombres por distintas latitudes del país.
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La elección de presidente del comité municipal del PAN se dio
en el bando del gobernador Javier Corral, en un estilo priista que ni en
ese partido existe ya. Siguen fluyendo datos importantes de esa jornada
ocurrida el domingo.
Juan Manuel Escamilla, jefe de escoltas del gobernador,
confirmó antes de iniciar la votación que ahí estaría su patrón y por lo
tanto sometió a rigurosa revisión las instalaciones del PAN municipal,
incluida la silla que ocuparía su jefe.
A lo largo de la mañana llegó información a Corral sobre el
fracaso de sus operadores para asegurar el triunfo de su candidato,
Rubén Trejo.
La vicegobernadora Lety Corral no le aseguró la diferencia
positiva a favor; tampoco los tres que fueron coaccionados de último
momento para traicionar a Joob Quintín: Óscar Berumen, Carlos Ortiz y
Eduardo Fernández.
Tampoco lo hizo el orador oficial de Trejo, el director
ejecutivo de la Junta Central de Agua, Óscar Ibáñez. Nada logró con su
discurso porfirista en favor de esa causa.
En esas condiciones Corral dejó a todos plantados. Prefirió la
derrota en ausencia, sin agregar siquiera su voto a Trejo. También
olieron la derrota anticipada Francisco “Pancho” Barrio y la diputada
Marisela Terrazas. Dejaron solos a los ganadores.
Aquí presentamos el lunes una foto donde Corral aparece en el
juego dominical de Bravos. Rostro muy enojado igual que su hermana
Leticia, pero junto a varios operadores de esa elección, su hermano,
Roberto, su jefe de escoltas Escamilla y una escolta de Lety.
Pero a esa foto que presentamos el lunes le faltaron otros asistentes cuyos nombres son relevantes por distintas circunstancias.
Tomada otra foto por otro de los asistentes al juego, Luis
Carlos Casiano Corral, –sobrino del gobernador– aparecen también la
subsecretaria de Cultura, Austria Galindo, y el director del Fideicomiso
de Puentes Fronterizos, Sergio Madero Villanueva.
Los dos son funcionarios estatales subordinados a Corral y
ambos corresponsables de la derrota que sufrió el gobernador en el
comité municipal.
Indudablemente seguirán apareciendo más nombres del fracaso
como consecuencia de la frivolidad y la falta de seriedad con la cual
desempeñan sus tareas gubernamentales y políticas.
Ya veremos el lunes parte de las mayores consecuencias cuando
sean desplazados por completo del nuevo comité municipal que auxiliará a
Quintín en las tareas partidistas para su período que concluirá en
2022, justo un año después de la jornada electoral que arrojará nuevo
gobernador del estado, diputados, alcaldes y otros etcs.
Llegó muy tarde Corral a la práctica del viejo estilo PRI. Ya no funciona.
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La tarde del miércoles pasado el superdelegado Juan Carlos
Loera envió un comunicado interno al personal federal en Chihuahua para
dar a conocer ciertas acciones que le fueron instruidas desde la
Presidencia de la República.
A todos los delegados se les ordenó cumplir las medidas
cautelares que ordenó el Instituto Nacional Electoral (INE) a raíz de un
procedimiento de sanción contra el Gobierno de la República por el uso
político de los programas federales.
Por ello Loera bajó las instrucciones correspondientes al
personal de la Delegación de Programas para el Desarrollo, consistentes
en retirar publicaciones en redes sociales los contenidos que impliquen
promoción personalizada de los funcionarios, no hacer uso del nombre del
presidente López Obrador en la indumentaria oficial y evitar acreditar
los apoyos federales al jefe del Ejecutivo.
Pero en las mismas delegaciones federales dicen que Loera de
la Rosa se autoflageló con el memo que les giró, pues si alguien hace
promoción personalizada de la labor oficial es el juarense.
Tomaron el comunicado a chunga, dado que pide dejar de
promover la imagen presidencial, sin tomar en cuenta que en sus
aspiraciones de ser candidato de Morena a la gubernatura en 2021 se
llevan toda la Delegación de Programas Federales de corbata.
Las reuniones de su equipo político en las instalaciones
gubernamentales, las menciones en los eventos, los comunicados
oficiales, las redes sociales, todo se orienta a la promoción personal
de Loera, y nomás de pasadita al presidente.
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Ahora sí quedaron los regidores panistas libres de todo pecado
y toda culpa. Enrique “Quique” Torres y Amparo Beltrán recibieron
notificación de la dirigencia nacional de su partido que desecha de
plano el pedido de sanción en su contra planteado por la dirigencia
municipal del propio blanquiazul.
Los ediles le metieron el hombro al Juárez Iluminado en el
Cabildo para su aprobación, aparentemente sin el visto bueno de su
dirigencia partidaria juarense.
Los líderes del PAN en esta frontera solicitaron les fueran
retirados sus derechos partidarios a ambos regidores. El comité
ejecutivo nacional blanquiazul expuso que la petición no fue
fundamentada y por lo tanto fue desechada.
Los regidores están felices por esa gota de lluvia fresca en
medio del desierto de derrota sufrido el domingo. Apoyaron a Rubén
Trejo.