Indudablemente, uno de los beneficios cotidianos de las conferencias
matutinas del Señor Presidente es su utilidad para aclarar las cosas en
el trajinado transcurso de los días nacionales.
Después de la conferencia uno queda siempre con la serena convicción
de no haber entendido nada. Todo queda tan claro como el lodo.
El SP hipnotiza, catequiza, reparte bendiciones y anatemas, exculpa o
inculpa; veces se disculpa; otras niega la culpa y a final de cuentas
todo se disuelve en agua de borrajas.
El sainete de declaraciones entre la señora secretaria de
Gobernación, la ministra en retiro Olga Sánchez “Florero” y el
subsecretario de Bucareli, Ricardo Peralta, quien siempre le juega las
contras y en el dominó le marcaría la de seises, llegó a un punto
culminante en la conferencia de ayer por la mañana, convertida a veces
en púlpito y en otras en confesionario, dada la muy aparente capacidad
inquisitiva de los asiduos a esa extraña forma de madrugar.
El hecho derivado, al menos en el campo de las declaraciones, es la
desautorización del SP hacia sus funcionarios del área gubernativa, los
cuales o se han saltado las trancas o juegan el triste papel de los
payasos en las bofetadas del circo. Veamos:
—…el subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, se reunió en
La Huacana con grupos de autodefensas y algunos de los reclamos que le
hacían era que por qué no invitó al gobernador a estas actividades.
Por un lado, saber si no se están saltando a las autoridades
estatales con este tipo de acciones y si en el momento más adelante lo
corregirían.
Y la otra es que también varios gobernadores están acusando que
en sus estados no hay autodefensas, que son grupos que trabajan con el
crimen organizado, pero que se disfrazan de autodefensas.
¿Ustedes tienen alguna forma de distinguir estos grupos de las
autodefensas o qué información es que le han dado a usted sobre el tema?
Gracias.
—PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Ayer hablé de eso, dije que
no consideraba conveniente, incluso pienso que fue un error el promover
estos grupos porque fueron —en algunos casos, en la mayoría de los
casos— auspiciados por el mismo gobierno.
Creo que eso no corresponde a lo que establece la Constitución, no
tiene que ver con un auténtico estado de derecho. Quien tiene que
garantizar la seguridad de los ciudadanos es el Estado, no puede haber
grupos ilegales haciendo funciones de seguridad pública.
Eso no debe de permitirse, eso demuestra una incapacidad del Estado
para atender la demanda de seguridad que es fundamental: garantizar a
todos los ciudadanos. Es un incumplimiento al deber del Estado y
nosotros no vamos a incumplir con nuestras responsabilidades legales.
Entonces, no vamos a fomentar esas actividades.
— ¿Cuál es entonces el programa que llevó a cabo el subsecretario de Gobernación?
—PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Él tomó esta decisión porque lo invitaron a participar.
Ya se habló de este asunto en el Gabinete de Seguridad y se le ha
pedido que se ajuste a lo que establece la Constitución y las leyes.
— ¿Entonces, no está de acuerdo con…?
—PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: No estoy de acuerdo.
— No lo avala.
—PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: No.
En la vieja ortodoxia una exhibición de esta naturaleza habría
significado el cese. Ahora no significa nada, como no sea un juego
tenebroso dentro del mismo equipo, de cuyas claves nadie conoce nada.
Cualquier funcionario con un cierto grado de dignidad personal,
llevaría su renuncia al extremo,pues cuando el Jefe del Estado dice no
avalar sus acciones, eso quiere decir el vacío. O eso quería decir en
otros tiempos, cuando al pan se le decía pan, y al vino se le nombraba
vino.
Pero hoy la cosas han cambiado y cuando se le pide al “pitcher” una curva, se debe lanzar una recta, no importa si el manager se fue al baño o el umpire principal está mirando las piernas de una rubia de escándalo en la tribuna.
Lo mismo sucede en la cena de los negros en el Senado: las
interacciones del SP parecieran colocarlo en un punto distante de cuanto
ocurre con sus empleados en el Poder Legislativo, cuando todos sabemos
lo contrario.
Y desde el rincón de la senectud, Porfirio Muñoz Ledo se cura en salud, mientras en Reforma e Insurgentes, el Niño de Atocha juega vencidas contra la Santa Muerte.