Mañana es el día en que
los panistas de Ciudad Juárez decidirán a quién eligen como nuevo
presidente de su Comité Municipal. Las campañas internas han llegado a
su fin.
Así cierran los aspirantes, según observadores de ese instituto político que tiene el poder del Gobierno estatal:
Tenemos a un indiscutiblemente gris Rubén Trejo, candidato
oficial de la mandamás del Gobierno en Juárez, “La Vice” Lety Corral,
quien movió todas sus piezas al interior de la administración para
colocarlo como presidente del PAN, y así cumplir su sueño dorado que es
hacerse del control total del blanquiazul y del Gobierno en esta
frontera.
Trejo es el instrumento idóneo para ello.
Sergio Acosta hizo hasta lo indecible con tal de obtener tan
anhelada silla. Pactó con lo más oscuro del blanquiazul. De llegar él,
ha pactado la candidatura a la Presidencia Municipal con el tetista
Héctor Hernández, quien le ha dado el patrocinio necesario para sostener
a su operador estrella, Gerardo Sánchez, “El Pastor”.
Joob Quintín cierra con el mismo equipo que inició. No se le
vio sumando más gente en su campaña. Se mantuvo ausente de las redes
sociales. El novato le tira a su juventud, aunque los regidores “Quique”
Torres y Amparo Beltrán se la estuvieron poniendo difícil, pues de
llegar él se les complicaría seguir en su postura independiente.
Jose Márquez le ha apostado a esquemas apolillados de
proselitismo que lo llevaron a la dirigencia en 1983, hace más de 30
años. Quiere ganar campañas a la vieja usanza de doctrinas y principios
que en los hechos ya no existen. A eso le está apostando.
Por lo visto los panistas no entienden y se siguen desgastando
entre ellos, desaprovechando la oportunidad de volver a gobernar la
ciudad.
Mañana se elige de entre ellos no al mejor sino al menos peor.
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“Ni por la puerta de atrás, ni la de un lado, ni la del otro, sino por la única salida que hay... y cabeza levantada”.
Así, con esas palabras que no lo colocarán entre los grandes
enigmáticos de la historia humana, ni chihuahuense, se despidió César
Enrique Juárez como procurador de Protección a Niños y Niñas del DIF
estatal.
Se notaba sólido en su trabajo. Iba y venía de Chihuahua a
Juárez y de Chihuahua al resto del estado como las necesidades lo
requerían, pero algo ocurrió, que sorpresivamente ha quedado fuera de la
jugada.
Todo lo que podemos recordar de él en el contexto de su
desempeño son algunos viajes en avión oficial y gastos en cigarros,
buenos restaurantes y hasta el registro en algún Pocket´s supuestamente
con cargo a la viaticada oficial, detalles que pudieron haber chocado
con la austeridad exigida, con ejemplo por delante, de su jefa, la
presidenta del DIF y primera dama, Cinthia Chavira.
Pudo ser eso o pudo ser otra cosa, pero de que la separación
fue sorpresiva y dos años antes de concluir la administración, eso no
está a discusión.
Doña Cinthia no se mete donde no le corresponde de otras áreas
de gobierno que presentan derroche, pero en la suya no lo admite ni en
pensamiento.
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A los diputados locales no les pasaron de noche los mensajes
“ocultos” del jefe del gabinete estatal, Ismael Rodríguez, en la pomposa
presentación del megamañoso plan de inversión de Javier Corral, la
noche del jueves en Lago di Cuomo de la ciudad de Chihuahua.
Los puso a pensar eso de que los legisladores no le hacen un
favor al Ejecutivo estatal sino al pueblo de Chihuahua cuando le
aprueban iniciativas a Corral.
Según el anuncio, la nueva iniciativa que enviará el
gobernador al Congreso del Estado será para obligar a los gobiernos a
programar en sus presupuestos montos mínimos para obras de
infraestructura y no se les vaya todo en gasto corriente.
O sea, la típica de “hágase la voluntad de Dios en los bueyes
de mi compadre”, pues si de algo adolece la administración actual es de
la falta de inversión y exceso de gastos innecesarios, simulados con un
demagógico discurso de austeridad.
Pero hubo algo más de Rodríguez Gallegos. Puso a patinar a
varios el llamado a perder el miedo a la estructuración “transparente e
inteligente” de la deuda y no se diga la mención de ver el endeudamiento
como parte y herramienta para la inversión “realmente productiva”.
El tema no es menor para los legisladores. El PAN duró los
sexenios priistas satanizando la contratación de deuda, y ahora va a
resultar que el crédito no sólo dejó de ser malo, sino que es bueno y
necesario. Claro, si se hace por gobiernos panistas, a los que hay que
calificar forzosamente de transparentes e inteligentes, conocedores de
lo que es la inversión productiva.
Los diputados que asistieron a la presentación del plan
corralista fueron apapachados, hasta con aplausos de los invitados
arengados por Javier Corral por haberle aprobado, entre otras cosas, la
reestructuración de la deuda.
Pero ese apapacho y los mensajes cifrados del jefe de gabinete
sembraron más dudas de las que aclararon Rodríguez y Corral, en torno
al origen de los 18 mil 882 millones de pesos que se presumen para
inversión.
Ya se empezó a saber que ni todo es reestructuración de deuda,
ni es clara la ingeniería financiera correspondiente ni mucho menos los
intereses que costará todo el movimiento.
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Los cinco diputados de Morena por Juárez que llegaron por elección directa parecen tener poco interés en reelegirse.
Hasta pareciera que su intención es la de no continuar en la
representación que ganaron en 2018, pues en este período de receso,
cuando deberían aprovechar para regresar a sus distritos, se han hecho
ojo de hormiga y no han figurado salvo para algún escándalo aislado.
Pero fuera de los baños de pueblo que no se han dado, Janet
Mendoza, Ana Carmen Estrada, Benjamín Carrera, Gustavo de la Rosa y
Leticia Ochoa tampoco han mostrado interés en la elección de consejeros
de Morena y de la dirigencia estatal.
Por el puesto de elección popular que tienen son de los más
recurridos por los morenistas, sobre todo a la hora de buscar apoyos o
algún mínimo financiamiento para actividades variadas.
Algunos le meten unos cuantos centavos a fortalecerse
internamente en el partido que los hizo legisladores, pero de ahí en
fuera no han hecho la necesaria talacha para estar en el ánimo de las
bases.
Se les olvida –o de plano no la conocen– que la dinámica en
Morena es muy diferente a la de otros partidos. Tal vez ni saben que
deben participar activamente, ser consejeros, tener posiciones dentro si
quieren ser candidatos alguna vez u otra vez, como en su caso.
Si no aprovechan la efervescencia actual por las elecciones
internas, ya podrían irse despidiendo de aspiraciones en el año 2021.